21 oct 2013

VA, ¿TE QUEDASTES CON TU GUSTO, VOSNN?




Anoche, harto de ver un montón de vídeos en los que el famoso Estado de Israel y sus simpatizantes difuminados por varios núcleos importantes del mundo derrochan racismo y xenofobia de manera insultante y descarada, se me ocurrió “tuitiar” algo al respecto y cometí el error de maltratar a los judíos (obviamente me refería a esos imbéciles que aparecen en los vídeos) olvidándome de “puntualizar” y dando pie a la generalización y a la provocación. En “Tuirer”, donde pululan veinticuatro horas al día los sabios de pacotilla como carroñeros dispuestos a picotearte y someterte al orden cuando “se te va la boca” (o debería decir: “cuando se te van los teclazos”), eso es imperdonable y se paga. Reconozco que soy un cerote demasiado impulsivo y muchas veces no pienso en las consecuencias. Sí, la cago. La recontracago porque soy un chirís rebelde y malcriado en el cuerpo de un adulto, ni modo, ¿qué le vamos a hacer? Y entiendo perfectamente que ciertos conocidos se escandalicen al leer que yo, que parece que tengo que ser perfecto y consecuente, suelte públicamente esas barbaridades. Phil y Eliane, por ejemplo, a quienes respeto y admiro, no pudieron contenerse y me demostraron su indignación en el momento. Mi respuesta fue la de siempre, la que uso para cualquiera (amigo, familiar, cuate, conocido, etc.): Dénme unfollow, muchá, y tranquila la onda. O: No me hagan caso, lo que yo diga vale verga. O: Sí, soy así, hacele huevos y si no, unfollow mejor. Sé que no son respuestas muy amables que digamos, pero lo que busco es evitar que se convierta en alegadera. No es nada personal, muchá, lo digo muy en serio. Ustedes son libres de expresar su molestia, pero yo nunca he sido de ponerme a debatir y a justificar, y menos en las redes sociales, dispénsenme.

Pero, ¿por qué? 

Primero, porque hasta donde sé, desde mi cuenta personal nunca me he puesto a debatirle nada a nadie: leo lo que ponen (a veces) y sigo de largo: cada quien con su pedo, su ideología, sus creencias, sus cursilerías, sus quejas, sus trabes, etc. Y no es que nunca haya sentido ganas de hacerlo, porque si nos ponemos a medirnos con la misma vara, puta, hay mierdas que mucha mara tuitea que son para inyectarse pentotal y convertirse en un pedazo de carne comatoso. (Incluso, si alguna vez leyera algo “controversial” u “ofensivo” de alguien que me importa o que aprecio, le mandaría un DM y se lo preguntaría, antes de pegar el grito en el cielo y empezar a hacer lo que supuestamente critico: ofender. Para mí, es la manera más sensata de aclarar dudas). Segundo, ¿si yo respeto lo que la gente piensa (y no es tanto que lo respete; es más que no me interesa como para no poder dormir cuando alguien opina o deja de opinar), por qué no pueden hacer lo mismo con la muladas que escribo a veces? Si detesto a los judíos racistas (sigo puntualizando, para que no haya pierde) o a los fachas casposos y rancios de España, o a los columnistas de la ultraderecha guatemalteca o a los extremistas y fundamentalistas… ¿cuál es el problema? ¿NO PUEDO? Sí, pero yo no estoy de acuerdo, Rafa. ¿Y porque vos no estés de acuerdo, yo no puedo mantener tal o cual postura? ¿TENEMOS QUE ESTAR DE ACUERDO EN TODO? Y lo que es peor, ¿por qué se tienen que tomar todo TAN en serio siempre? En este caso, no estaba siendo sarcástico, pero ¿y si lo hubiera estado qué? ¿Tampoco puedo? ¿Ahora tendría que estar explicando: era sarcasmo, muchá, por favor, era sarcasmo, no se lo tomen a pecho…? Y tercero, porque es mi cuenta y, como lo hace todo el mundo, pongo lo que quiero, como quiero y cuando quiero. ¿O tengo que pedir permiso? Si no te gusta: UF, bloqueo y si te he visto no me acuerdo.

¡Y tapada la marimba! ¡Cada quien para su casa! FÁCIL, MUCHÁ, FÁCIL. 

Hasta aquí, todo podría quedar en una anécdota (y espero que sea así, porque quienes realmente me conocen SABEN cómo soy y cómo pienso, y además lo estoy diciendo públicamente: no odio a los judíos en general, me expresé mal y pido disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos/as), PERO resulta que como siempre, tiene que aparecer aquél o aquélla que, para sorpresa de uno, decide llevarse todo a terreno personal (¿?) y acabar despachándose y descosiéndose en insultos y descalificaciones que creo que van más allá de lo que pude haber querido decir con mis tuits. Cito, refiriéndose a mí: “el problema es que lo admiran porque sí”; “talvez sólo necesita tomarse sus medicamentos o coger bien”; “debatir con un enfermo es inútil”; “hasta donde sé sos dipsómano y algunas cosas más”; “retuiteame para que tu legión de seguidores me taleguee, ése es tu desorden de personalidad”; “simplemente sé coherente con tu línea: sos xenófobo y punto”; “el pendejo que no lee sos vos”, “ese escritorsucho que se llama… y que se las lleva de muy macho”; “tu síndrome te lo permite”; “el escritor hace una apología racista y luego machista; al rato le creen al cuate y le besan los pies”; “así de diosificados se sienten los escritores nacionales”; “imagínense si dicen que su libro apesta, se muere el cuate”; “es xenófobo, machista y violento como sus libros”; “eso de la mudanza no te cae bien, unos mg de más y listo”, entre otras muchas joyitas. Y eso lo dice alguien a quien ni siquiera conozco (sé quién es y conozco a algunas de sus amistades, pero nada más), sólo porque insulté a los judíos (ya expliqué mis intenciones) y porque puse (ni si quiera respondiéndole a ella) algo del “furor uterino” y más adelante le recriminé que cuál era su clavo conmigo, precisamente por eso, porque empezó a hablar de ondas mías que ni siquiera venían a cuento.

A ver, una cosa es que le caiga mal, lo entiendo y lo más seguro es que sea así. Que deteste mis libros, mis tuits o mi manera de chingar, también lo entiendo y ahora sé que es así. Que le moleste que haya gente que me admire, no veo por qué tiene que ser así: la gente es libre de elegir, supongo. ¡Supongo! Que le hayan ardido mis respuestas, lo entiendo, si se empezó a meter conmigo, lo normal es que yo contestara… etc. Pero de ahí, a creerse con la superioridad moral e intelectual para atacarme directamente a mí (no a los que supuestamente actúan como yo o a un grupo determinado de individuos, como hice yo con los judíos racistas, sino a mí) y hacer alarde de que conoce detalles de mi vida privada y burlarse públicamente (un onda así: miren, partida de burros, esta escoria humana, este trastornado es al que ustedes admiran, abran lo ojos, mulas; ya ven, yo no quería decírselo pero…), me parece exagerado y me deja realmente sorprendido. De 727 seguidores, me respondieron tres o cuatro (ya mencioné dos arriba), y ninguno se metió conmigo. Ni siquiera un tal Daniel Perera que en un solo tuit expresó “su repudio a las basuras” que yo estaba tuiteando y que por lo que intuyo, seguramente sea judío. Es más, pensé que me iban a hacer UF un montón y no, fueron cinco nada más. ¿Entonces qué onda? No sé, me da la sensación de que la persona en cuestión estaba esperando un momento así para decir lo que piensa de mí. ¿Por qué? ¿Qué le hecho? ¿Nos conocemos? ¿Por qué la saña y la mala vibra no a lo que puedo pensar sino a mí, como persona? ¿Por unos putos tuits que en unos días quedarán en el olvido?

Ay, sea por Dios.

Y no confundamos las cosas, muchá, y tampoco mezclemos la chingadera de Rex Mamey con esto. Algunos me dirán: Puta, viejo, vos que siempre andás chingando grueso ahora te sentís ofendido. Si tirás mierda así, aguantáte. No me ofende, porque es falso y sí, yo chingo grueso, eso sí es cierto pero desde mi cuenta personal nunca lo he hecho así ni con ese ímpetu. JAMÁS. Y nunca lo haría hacia alguien en concreto y menos a alguien que NO ME HA HECHO NADA MALO EN LA VIDA, jamás (eso sí que es enfermizo y paranoide). Pero en fin. No voy a darle más importancia de la que se merece, para qué. Además, sé que muchos estarán diciendo: Bueno estuvo, al fin alguien se atrevió a decirle sus babosadas así a lo claro y pelado. ¿Qué se cree ese cerote? A ver si ahora respeta, el mierda. Gracias, gracias, lo tendré como propósito para el 2089. Y como sé que esta “persona” leerá este post, que sepa que admiro su valentía para expresarse así de mí, sin ni siquiera conocerme, y para desprestigiarme tan detalladamente, con tantas ganas y resentimiento. Si eso la hizo sentirse desahogada y cree que ha hecho justicia o un acto heroico, me alegro por ella. Que lo disfrute. Y que lo disfruten los que quieran también, que esto es gratis, “desen” gusto, aprovechen.


 ¡BUEN LUNES!



Imagen: http://www.yaves.es/images/Fotos-tiernas-bebes/le-gusta-el-chocolate.jpg