19 may 2010

¿QUÉ TAL VOS PEDAZO DE MIERDA?


Más allá de la vulgaridá y la patanería que nos caracteriza a los mulamaltecos, está el cariño y el afecto que le tenemos a nuestro prójimo, especialmente si es de nuestra prole o de nuestro círculo de confianza, o sea, familia y amigos. Porque ese cariño es inmenso, se lo demostramos maltratándolos, dándoles un su vergazo o mandándolos a la verga. ¡Y no hay clavo pues! ¡Todo es de cariño! Como dirían los curas: ¡Ah, pero qué dicha! Bien, ahora que están de moda las redes sociales y tanta mamada de ésas, me llama mucho la atención la manera en la que nos expresamos y cómo, a lo largo de los últimos veinte años, hemos transformado el lenguaje. En el mentado Tuiter, por ejemplo, la mara escribe cada caballada para responder una simple pregunta: ¿Qué estás haciendo? (En mulamalteco sería: ¿Qué haciendo?, omitiendo el verbo-no-sustantivo, como diría Ricardito). Pero olvidémonos de lo virtual, en donde todo son puras poses y la mara se mata con sus propias “frasesitas” y vayamos a la realidá. Una simple pregunta, de las que vienen en todos los putos libros para aprender idiomas, y el vergo de respuestas que confeccionamos con nuestra divina sabiduría popular y mundana, conforman uno de nuestros más preciados tesoros como aborígenes mulamaltecos. La pregunta estándar (¿Qué tal?) y las respuestas estándar (Bien, Mal, Más o menos) han quedado prácticamente refundidas en las enaguas de la Historia para dar paso a una gama (como las galletas) de variantes que, vayamos a donde vayamos, nos identifican igual o más que la maña de hartar Pollo Campero con tortillas o de echarle limón y sal a las frutas, estén verdes o ya no tanto. Para ejemplicar lo que estoy diciendo, vamos a suponer el inicio de una conversación ficticia en la que Pajunche (Egmidio Gallina Molina) llama por teléfono a Yensi (Yensi Lionel Búcaro), cuates desde que se chupaban los dedos (no juntos, aclaro; nada que ver con "estimulación temprana").

Miremos:

El Pajunche podría empezar así: ¿Qué tal vos pedazo de mierda? ¿Qué putas vos cerote? ¿Ónde andás vos mierda? ¿Qué tal vos talega? ¿Qué pasiones rey? ¿Qué uts? ¿Qué haciendo vos caca? ¿Por qué no contestás esa tu mierda? ¿Qué pasó vos caraculo? ¿Qué putas vos condón usao? ¿Qué tal vos miel? ¿Va’ber algo vos Tono? (Yensi se llama Yensi, no Tono; Tono es el güeco que vende chicles en la esquina) ¿Qué tal amanecistes chula? ¿Qué putas maje? ¿Qué onda vos atol? ¿Qué dice el Yensi? ¿Qué te hicistes añoche vos pisao? ¿Qué putas máster? ¿Vas a venir vos hijuelaverga? ¿Ideay? ¿Qué onzas? ¿Qué se va a hacer? ¿Ónde repisaos andás metido vos? ¿Qué ondas loco?

Y el Yensi podría contestar así: Dos qué tres, fijate. Regular tanteado. Pelándome la estaca. Echando la güeva. Con un sueño de la gran puta. Bien pisao de la goma. Haciendo como que chambeo. Palideando hambre. Sin billete. Cagón desde del domingo. Atalayando a aquea. Tranquilón. Con dolor de ñola. Hartando un cacho. ¡Cuajuando vos hijueputa!. Echándome una chela. Aquí, mirá, para vergazos. ¡Bien tronado, jajajajajaja! Viendo culos en el parque. Sin un len, vos mierda. Con clavos en la casa. Maleado con mis viejos. De puro peluche. No tengo batería. Jalé con aqueos y de ahí me vine a la casa. Aquí pasándola. Enputado con aqueche. Viendo qué putas harto. Sin ni verga que hacer. De relax. Dando vueltas en el carro. Hasta la verga, ya sabés. Arralado. En el chance, ¿dónde más? No puedo hablar, viejo, orita te llamo. Algo azulón. Hasta el queque. Con el culo en la mano, a aquea no le viene. Cagándome del frío. Dizque estudiando. Lustrando mis rieles. Viendo tele. Desvelao, maje. Bien cerote del catarro. Echado, rascándome los güevos. Buscando chance. Haciendo cola pa’ pagar la luz. Orita llego, sólo me echo un baño. Bajándome musicón. Con dolor de muelas. Ya algo entonado. Bañando a la chucha. Lavando el carro. Malo del estómago. Con un calorón de gran puta. De bajón. Paranoiando. Echando puta, cerote. Todo adolorido. Quitándome la goma. Papaloteando. Bien jodido, fijate. ¡Bien a verga viejooooo! Haciendo unos mis chapuces. Algo garañón. Libando con aqueos aquí abajo. Todavía ando ganosón. Friqueando. Alegrón. Viendo a quién sangro. Yo, nada, ¿enprestáme diez varitas? Aquí, mirá, bien portado. Yo hoy ni ver el guaro puedo.

En fin. El Pajunche podría preguntar cualquier mierda y el Yensi podría contestar cualquier otra mierda. Exactamente como lo haría cualquier pisado de nosotros, ¿o no? Los ejemplos que les comparto son pocos, son los que se me ocurren ahorita, pero hay un chingo. Cada pisado tiene sus frases preferidas y la verdá es que a la hora de la hora, cada quien se expresa como le sale del culo. Bueno, también depende del día, de la hora, del estado ánimo, de dónde andemos. Como les mencionaba antes, a Rex le da mucha curiosidá esa onda del Tuiter. Sí, porque te permite algo que en Mulamala casi no hay: libertá de expresión (siempre y cuando la sepás usar, eso sí), pero la mara (la mayoría pues) no lo usamos bien y no lo aprovechamos. En lugar de poner lo que rialmente estamos haciendo, nos dedicamos a poner estupideces creyendo que así somos más interesantes. Nos la llevamos de puetas (Cantinflas dixit), filósofos, sociólogos, psicólogos, políticos y un vergo de mierdas más, chafiando citas citables y cursileriando, pero raramene decimos exactamente lo que estamos haciendo (comiéndome las uñas, sonándome los mocos [y/o reciclándolos, que hay ser ecológicos], quemándole el pan a la mújer, entretenido viendo Porky, acabando de cagar y sin papel, carroceando a la puta de mi suegra, echándome el respectivo cigarrito [después de un palito], dando un mi colazo onde las leidis, viendo ónde consigo algo de monte, chatiando con diez reinitas que no conozco pero que parece que sueltan, escaniando todos los álbumes de fotos que hay en la casa para zamparlos al Feisbuc, volándome una paja con los catálogos de ropa interior de Avón, saliendo de Agencias Way de enganchar una mi estufita, rasurándome la verga para que se vea más grande, esperando a mi nana que no se apura con la cena, eccétera, eccétera, eccétera)

¿Qué nos cuesta ser sinceros, majes? ¿Nos preocupa el qué dirá la mara, el qué van a pensar de nosotros? ¿Sí, vaa? Eso es lo más cague de risa, porque en realidá diga lo que uno diga, escriba lo que uno escriba o ponga lo que uno ponga en cualquier red social, blog o lo que putas sea, siempre NOS estamos delatando. Según uno, la mara se lo cree todo. Según uno, la mara no lee entrelíneas, no intuye, no observa. Pues yo que yo, no me confiaría. Una frase pisada o cien, da igual, pueden decir un vergo de nosotros. Es así, muchá. Un arma de dos filos. Un machetío de dos filos, tipo cuma esa mierda, de las que usan los maistritos pa’ podar la grama. ¿Y todo este vergueo a qué viene, vos Rex?, me preguntan el Pajunche y el Yensi vía teleconferencia desde sus respectivos palacios. Pues en que a veces el mismo lenguaje, esa riqueza de jerga que manejamos, incluso, nos puede ayudar para simplemente no decir absolutamente NI VERGA. Hay tanta información rolando en el espacio virtual, pero poco contenido. La mara pone por poner, habla por hablar, actualiza por actualizar, saluda por saludar, copipeisteya, repite, pero en realidá no está diciendo ni verga, no está diciendo nada nuevo, no está comunicando. Un puro bla, bla, bla. Un “mírenme, aquí estoy yo también”. Hay quiénes simplemente NO tienen ni verga qué decir, pero dicen. ¿Y qué hacen al final? ¡Se dan color! Hacen pública su condición, porque en muchos casos es una onda que se percibe. ¡A eso me refiero, muchá! Saturan el espacio virtual. Caen en la terquedá, en el ridículo, en la lástima. ¡Y aburren los pisaos! Y sí, para que no se me vayan a poner para vergazos, YO también me incluyo.

Rex encabeza la lista.
Rex es el ejemplo perfecto.
Rex debería de ser el primero en hacer sho.
Lo que Rex diga a Rex le pela la verga.
¡Aleluya hermanos!

Pero volviendo al tema, ¿qué se cuentan, mis bellezas?, ¿todo bien?

¡Digan algo majes!


La fotía, como siempre, extraída de algún blog ajeno: http://transformaelmundo.files.wordpress.com/2010/02/conversacion.jpg